En noviembre, se viene el recargo de uno de los impuestos más controversiales de los últimos años. Los denominados impuestos saludables que, entre otras cosas, les subirán el precio a los alimentos ultraprocesados, tan relevantes en la canasta familiar, y que le encarecerán, aún más, el día a día a los colombianos.
Por lo tanto, estos impuestos se vienen discutiendo hace años, pero, a partir del primero de noviembre, por primera vez en el país, se les va a cobrar un adicional a ciertos productos, según su aporte de sodio, grasas y azúcares.
Esto se contempla en el título X de la reforma tributaria, donde se definen, por ejemplo, cuáles son las bebidas ultraprocesadas que serán afectadas con el impuesto: bebidas gaseosas o carbonatadas, bebidas a base de malta, bebidas tipo té o café, bebidas a base de fruta en cualquier concentración, refrescos, zumos y néctares de fruta, bebidas energizantes, bebidas deportivas, refrescos, aguas saborizadas y mezclas en polvo.
El azúcar no es lo único que generará impuestos; los que tienen sodio (sal), también serán objeto del gravamen, incluidos algunos lácteos, embutidos y confites, aunque la lista sigue.
Inicialmente, estos productos tendrán un gravamen del 10 %, pero, en el 2024, la tarifa aumentará al 15 %. En el 2025, llegará a ser del 20 %. De acuerdo con los cálculos del Gobierno, estos impuestos saludables generarán 2.658 millones de pesos al cierre del 2024; en 2025, será de $3.898 millones; y en 2026, alcanzarán los $4.140 millones.
finalmente, la explicación técnica de cómo se determina el monto que pagará cada producto dependerá del aporte al contenido nutricional del alimento. En el caso de las bebidas ultraprocesadas azucaradas, por cada 100 mililitros, se calculan los gramos de azúcar que contiene. Si tiene 6 o más gramos de este producto, estará sujeto al impuesto.
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